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A la escritura y la lectura las personas deben de acercarse poco a poco para evitar que se convierta en un acto traumático que evite que haya una continuidad en esta actividad y que permita generar un pensamiento crítico, coincidieron expertos reunidos en la mesa inaugural de las actividades del calendario 2020-B de la División de Estudios Históricos y Humanos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la UdeG.

En la mesa de diálogo “Desafíos de la lectura y escritura crítica”, que se desarrolló mediante videoconferencia, la Coordinadora de la Licenciatura en Letras Hispánicas del CUCSH, Luz Eugenia Aguilar González, dijo que la lectura es un proceso de conocimiento de nosotros mismos y de la realidad.

Recalcó que la aproximación a los libros en los espacios escolares suele ser un proceso traumático en el que el estudiante se ve obligado a escribir como castigo, cansancio; y el hacerlo suele suceder en medio de la incertidumbre de cómo empezar un texto.

“Estas prácticas nos impiden acercarnos a la escritura con amor, van pasando los años y escribimos como podemos. Si consideramos a la escritura como un vehículo para aprender, como un objeto de conocimiento y de una postura crítica, tenemos que acercarnos a ésta como una experiencia placentera”, señaló.

Agregó que esta aproximación debe de hacerse como si la escritura y la lectura fuesen un objeto erótico: “Hay que acercarse poco a poco, irlas seduciendo, comprendiéndolas, y cuando podemos estar cerca de ellas, abrazarlas y acariciarlas, solamente así las podemos poseer”.

El escritor Alberto Chimal consideró que una de las vías para acercarse al lenguaje, con la comprensión lectora y la propia realidad, es la escritura, que permite interiorizarse en la propia existencia.

“Una de las primera formas en las que podemos empezar a relacionarnos con todo esto, incluso antes de llegar a la escuela, es teniendo posibilidades de encontrar la lectura y la escritura en casa, en un contexto no formalizado, que no sea estrictamente la realización de textos académicos con ciertas normas, y tampoco considerándolas como una herramienta para producir un objeto o lograr un producto como pudiera ser una tarea o un manual”, subrayó.

Los expertos abordaron el tema de los libros de autoayuda, que muchas personas eligen movidos no por una necesidad de generar un pensamiento crítico, sino de saber de qué manera ser felices y solucionar su vida, explicó Alicia Peredo Merlo, académica del CUCSH.

“Algunos son bestsellers porque los acompaña un enorme aparato mercadológico; es decir, donde encuentran un libro de autoayuda, éste se va a publicitar diciendo cómo resuelve todos tus problemas para ser feliz; compra este libro y vas a ser feliz. Este mandato es un atractivo mercadológico, y los autores-marca tienen un aparato televisivo de medios de comunicación, mediante los cuales dan consejos como si fueran psicólogos experimentados, y los jóvenes van a encontrar allí respuestas que no los interpelen”, explicó.

La poeta Silvia Eugenia Castillero, Directora de la revista Luvina, de la UdeG, aseguró que la literatura de autoayuda generaliza al lector y no permite que éste sienta el texto como suyo y se individualice.

“Lo que la literatura tiene justamente es que nos individualiza, es la gran diferencia, y es ese objeto artístico, estético que se abre para mí, nada más, de manera única y diferente a otras personas. Por eso, la literatura es tan diferente a los libros de autoayuda, y por eso, qué mejor que leer literatura, pues los libros de autoayuda son como ver telenovelas, donde todo es bueno o malo, no hay matices, no nos complejizan en nuestro ser humano propio”, recalcó.

 

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