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Al año, en promedio, son captados aproximadamente 400 casos de maltrato infantil en el Servicio de Medicina Legal de Pediatría, en el Hospital Civil de Guadalajara (HCG) Fray Antonio Alcalde, informó  Patricia Alcalá García de Quevedo, adscrita al Servicio de Cirugía, Pediatría y Medicina Legal, y quien además forma parte del Comité de Apoyo Integral al Menor Maltratado del mismo nosocomio.

 A mediados de 2019 fueron captados 224 casos, y ese año cerró con alrededor de 450. Al día de hoy están rondando los 380 casos de maltrato infantil detectados y reportados.

 La tendencia va en aumento, lamentó la especialista durante su intervención en el conversatorio “Retos actuales en la salud mental”, organizado por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), y que continuará el día de mañana.

 “Una vez que llegan al hospital y lo detectamos como comité, hacemos un reporte al Departamento Jurídico y después puede proceder una denuncia de tipo legal ante Ciudad Niñez, con los que trabajamos prácticamente de la mano”, dijo en su ponencia “Abordaje del maltrato infantil”.

 Ciudad Niñez tiene injerencia con DIF Jalisco, con la Fiscalía del Estado, la Fiscalía de Derechos Humanos, la Secretaría de Educación, el Registro Civil, entre otras instituciones.

 El maltrato implica violencia. De acuerdo con UNICEF, en los casos de niñas, niños y adolescentes se entiende como violencia toda forma de daño o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual.

 Entre los maltratos detectados destacan el síndrome de Kempe, es decir, maltrato físico, fracturas recientes o antiguas; además de maltrato fetal (que abarca, por ejemplo, los bebés cuyas madres fueron adictas a una sustancia y ellos nacen con una carga de ésta), violación y abuso, además de bullying (acoso).

 “La omisión de cuidados es uno de los puntos de atención: niños que no cuentan con registro civil, que no van a la escuela, que no tienen cartilla de vacunación, que sufren accidentes, caídas, atropellamientos; que ingieren sustancias tóxicas”, agregó la doctora.

 Informó que hay casos de niños abandonados en el hospital por falta de recursos, de redes de apoyo, por desconocimiento de procesos legales; muchas veces, el miedo de los familiares al saber que hay un proceso legal que los involucra ocasiona que desaparezcan del hospital, dejan al niño, y en ese momento la custodia queda a cargo del nosocomio.

 Destacó que ha aumentado también el embarazo adolescente, ya que hay jóvenes de 13 a 17 años pidiendo tener a su segundo bebé. “En promedio, recibimos cuatro o cinco madres adolescentes por día, y desde enero de este año esto se empezó a denunciar porque era muy necesario”.

 Algunas adolescentes han tenido abortos previos y hay quienes tienen parejas que les doblan o triplican la edad, “y de repente empezamos a ver todo este constructo de su familia y de su entorno, y nos damos cuenta de que en ocasiones la pareja es más grande en edad, en comparación con los papás de la adolescente, pero es quien económicamente mantiene a toda la familia, la cual está de acuerdo con que la niña de 14 años tenga una pareja de 50, y que hagan vida de pareja”.

 Explicó que, lamentablemente, muchas veces se tiene que recurrir al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, ya que hay niños que llegan a morir al hospital porque el paciente está en un núcleo de violencia y peligro.

 Como comité de apoyo al menor enfrentan retos, dijo, ya que cada vez son menos las personas involucradas. “No tenemos prestadores de servicio social, personas que hagan investigación, y lo que ocurre afuera ya no depende de nosotros, y muchas veces enfrentamos la insatisfacción de saber que el niño regresa al núcleo que lo violentó”.

Luz Alejandra Fernández Villanueva, psicóloga clínica adscrita al Servicio de Psiquiatría Infantil, Urgencias y Hospitalización Pediátrica del Fray Antonio Alcalde y docente del CUCS, dijo que hay hospitalizaciones por factores orgánicos y psicológicos.

 “En ocasiones, se nos manda hablar por situaciones de abuso sexual, además de casos de maltrato infantil, específicamente para la atención inicial”, expresó en su charla “Intervención psicológica con el niño hospitalizado”.

 Señaló que en casos de abuso sexual no es raro que, desde áreas diferentes a Medicina Legal, “nos confiesen que han sido abusados sexualmente y que temen regresar a casa”.

 “En el caso de cirugía pediátrica, nos ha tocado atender a niños con dolor intenso percibido, cuando la cirugía pediátrica se supone que ya no está generando los niveles intensos de dolor; sin embargo, la manera que lo percibe el niño es tan grande que no puede parar de llorar y gritar. El dolor no corresponde necesariamente a la cirugía, y empezamos a descubrir situaciones de malestar emocional y maltrato, entre otras”, informó.

 La académica del Departamento de Clínicas de Salud Mental del CUCS, doctora Julieta Armida Franco Ramírez, habló sobre “El trabajo psicológico con el área de especialización médica”, donde habló de la terapia psicológica y de ayudar a contener las emociones para que el paciente pueda llevar el trabajo de su diagnóstico de manera favorable, además de herramientas para llevar de manera adecuada un tratamiento. Éste tiene que ser aceptado por el paciente, si no es así, su calidad de vida no va a ser favorable.

Yazmín Evelia González Gaxiola, docente del Departamento de Clínicas de Salud Mental, quien tocó el tema “Terapia sexual y de pareja: ¿Quién, qué y cómo se hace?”, resaltó que Guadalajara es una de las ciudades más contradictorias en torno a la sexualidad, en un Estado considerado uno de los más conservadores en el país.

 “El conservadurismo se refleja en problemáticas sociales en torno a la sexualidad. Por ejemplo, tenemos muchos años en que Jalisco figura entre los primeros lugares en casos de virus de papiloma humano, y en el caso de adolescentes embarazadas”, contó.

 Explicó que un terapeuta sexual es alguien que, además de haber estudiado como educador sexual, cursó otros dos años de formación como terapeuta sexual, y que se dedica a todas las problemáticas y disfunciones en torno a la sexualidad.

 El terapeuta sexual no necesariamente es un psicólogo; entonces, no pueden llamarse psicoterapeutas sexuales, sino terapeutas, y en cuanto al sexólogo puede ser alguien que estudió un diplomado en educación sexual.

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