FRANCISCO JIMÉNEZ REYNOSO

En Jalisco nos encontramos en una encrucijada. Entre desapariciones forzadas y levantones, los jaliscienses nos encontramos desconcertados y no sabemos lo que está pasando.

Para poder entender lo anterior, es necesario comprender el alcance entre ambos conceptos mencionados en el primer párrafo.

Entendemos por desaparición forzada lo siguiente: en nuestro país las desapariciones forzadas están vinculadas a la violencia estructural del Estado, especialmente de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos de Seguridad Pública. Son perpetrados  por personas cuyas acciones se enmarcan bajo el cobijo de las instituciones en sus tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal).

Hace tan solo unos días fueron detenidas 11 personas en Jalisco (personal de seguridad) por el delito de desaparición forzada, acusados de haber privado de su libertad al menos a 8 ocho personas. Los once elementos pertenecen a las corporaciones municipales de Autlán de Navarro, Teocaltiche y San Pedro Tlaquepaque y presuntamente participaron en tres eventos distintos entre 2018 y 2020, se informó este domingo. Y aún faltan más órdenes de aprehensión que están por cumplimentarse.

Hace algunos meses, la actuación de policías ministeriales que, vestidos de civiles, en camionetas sin placas y armados con bats, tubos y tablas, impidieron a más cientos de jóvenes llegar a una manifestación el pasado 5 de junio afuera de la Fiscalía General de Jalisco, los detuvieron de manera arbitraria, los metieron a celdas, no informaron sobre su paradero y les impidieron avisar a sus familias, estos hechos sin duda pudieron haber sido desapariciones forzadas.

A diferencia de las desapariciones forzadas, donde los que la llevan a cabo son parte del estado en cualquiera de sus niveles de gobierno, los Levantones son privaciones de la libertad que perpetran civiles.

Jalisco atraviesa por una grave crisis pues ocurren las dos cosas. En este momento han casi un centenar de “servidores públicos” siendo procesados penalmente por estar involucrados en delitos de desaparición forzada. Entre ellos se encuentran policías, de diversos niveles de gobierno, de múltiples municipios y hasta jueces… El desconcierto es total.

Tanto las desapariciones forzadas como los levantones, tienen una relación directa con los hallazgos de cientos de Fosas clandestinas, la gran mayoría ubicadas en Jalisco.

Esto explica que son casi 11 mil personas desaparecidas en Jalisco en los últimos años.

En días pasados privaron de su libertad a un estudiante de la U de G Carlos Maximiliano. Un comando de personas armado llegó a su domicilio y se lo llevó. Argumentando que iban a cumplimentar una orden de aprehensión, los delincuentes dijeron ser personal de la Fiscalía del Estado, y aparentemente se identificaron. Personal de la Fiscalía niegan que se lo hayan llevado ellos. Dicha afirmación resulta altamente preocupante, pues significaría que en nuestra zona metropolitana andan grupos de personas armadas levantando a personas sin ningún problema. En estos días también se dio a conoce otro “levantino” con características similares al anterior, se trata de Alejandro Rosales, el 8 de septiembre hombres armados se llevaron al joven de Atemajac en el municipio de Zapopan.

En virtud de lo anterior, urge un enroque de personal entre autoridades de Jalisco. Ya que el personal de C 5 no ve, ni documenta nada… Puede pasar de todo, y ellos no se enteran de nada. Su personal debería de irse a la oficina de foto infracciones, pues tienen un personal altamente eficiente, pues te llevan tu foto infracción hasta las puertas de tu casa, lo que habla de una eficiencia al cien por ciento.

 

Doctor en Derecho. Integrante de Observatorio de Seguridad y Justicia. Benemérita Universidad de Guadalajara “Piensa y Trabaja”.

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