*Por JUAN CARLOS HERNANDEZ A.
La orden del Presidente de México, de extinguir todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos para redirigir recursos por cientos de millones de pesos y usarlos en la consolidación de programas sociales, entre otros, sorprendió al país, pero sobre todo a los implicados.
Y es que los fideicomisos en México son y han sido para que trasciendan varias instituciones que han ayudado y por mucho a la mejora del país, pues permiten entre otras cosas el desarrollo de la investigación, el arte, la cultura, innovación tecnológica, y hoy existen, pero con la nueva disposición oficial dejarán de existir. La competencia se hace en base a una plataforma básica: la económica.
Se trata de los Fideicomisos que están en manos del sector público. Actualmente hay 338 fideicomisos públicos a nivel federal que no tienen estructura administrativa con recursos por 740 mil millones de pesos, este es el argumento que sea informado.
En estos fideicomisos se otorgan becas, y se realizan proyectos específicos, amen de diversos convenios que hay con otras instituciones privadas de talla internacional, tal es el caso del CIDE. La desaparición de estos fideicomisos generará problemas legales a corto y largo plazo, pues hay cuestiones conveniadas con otros aliados con los que se sostienen acuerdo de largo alcance.
Cuando el gobierno debería promover la investigación, la actitud es desaparecerla, pues así cómo creemos vamos a prosperar en ese sentido cuando se debe tomar a este tipo de ayuda como una inversión y no como un gasto. Esto afectará a todos los centros de investigación, algunos de ellos relacionados con las mejoras de políticas públicas para el país.
En el el artículo 5 del decreto publicado el pasado jueves en el Diario Oficial de la Federación se indica que quedan excluidos aquellos fideicomisos públicos, mandatos o análogos constituidos por mandato de Ley o Decreto legislativo.
Empero, la extinción de estos fideicomisos provocará que otras entes no puedan invertir recursos económicos que a la fecha y por convenio tienen en operación. Estas instituciones son para muchos mexicanos plataformas de empuje, de metas y prosperidad no solo personal sino en beneficio del propio país.
Precisamente hoy se continuará con el trámite pendiente de aprobación desde el pasado jueves, relativo a la extinción de fideicomisos y continúe la discusión sobre la desaparición de 109 fideicomisos que «tronó» la semana pasada por falta de quórum.
Solo esperemos que las consecuencias a largo plazo no sean desastrosas para México, sino más bien planeadas, alguien tiene que pensar hacia dónde va el rumbo de la Administración Pública y qué logros se quieren obtener, en la inteligencia de que sea lo mejor para la ciudadanía.
Pues si no hay más fideicomisos, ¿qué sigue? ¿Cómo se promoverá y ayudará a tanta gente valiosa y con talento para desarrollarse? Si la premisa es que, con ese dinero a extinguir, sea reubicado a maniobrar la cuestión de salud por el Covid-19, no ajustará el dinero, imposible.
Algo se debe hacer en beneficio del desarrollo de este, otra vez vapuleado país y no precisamente es debilitarlo en este sector de los fideicomisos ¿Usted qué cree?
*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas.