* Por JUAN CARLOS HERNANDEZ A.

En gran parte del mundo se ha caracterizado por hacer partícipes a sus ciudadanos en tomar decisiones en materia de elecciones para la renovación periódica de sus diversos puestos y para lograr ese fin se respaldan en instituciones probadas en la organización de cuestiones electorales, tal es también el caso de México, que ha venido cada vez más haciéndose democrático con la legalidad como premisa.

El pasado domingo en las elecciones de los estados de Hidalgo y Coahuila se ha dado cuenta una vez más de la educación cívica de cómo los mexicanos quieren manifestarse en sus diferencias civilizadamente, a través del sufragio efectivo. No hay otra forma, no la debe haber, más que la democrática y pacífica participación en las urnas.

Los diez partidos políticos nacionales, a contender en la elección de 2021 darán pruebas de su mejor estrategia, dentro de la ley, para obtener las simpatías del electorado y conservar su registro como lo obliga que será no menos del 3 por ciento de la votación global y total.

El reto fundamental es lograr la mayor participación de la ciudadanía para que acuda a las urnas, y ello depende del ingenio de cada candidato o candidata, de sus propuestas y su plataforma política-electoral, en la que debe sustentar su ideología, pero sobre todo la forma de plantear soluciones a los grandes problemas del país.

Nada fácil, por cierto, pues los mexicanos ya están cada vez más “politizados” y efectivamente razonan con más información su voto y sus preferencias políticas. Ante un contexto internacional complejo e incierto por la pandemia tenemos una oportunidad histórica para transformar la vida y la democracia del país. Se ha demostrado con la reciente elección constitucional para la renovar presidencias municipales y diputados, que fue posible y factible hacerlo.

La inversión pues, en democracia nunca será en vano, porque sale más barato y estable ello, que mantener una guerra, que, por cierto, quienes sean partícipes a un puesto de elección, deberán ser los primeros en dar muestra de civilidad política, al ganar, pero aún más al perder. No es ni será aceptable no reconocer la derrota, simple y sencillamente están los tribunales para dirimir, pero también comprobar lo que a derecho (electoral) corresponda. No más.

A nivel federal la elección del próximo mes de junio de 2021 será la onceava elección, pues a partir de 1991, fue la primera en que se renovó el Congreso de la Unión a cargo del entonces Instituto Federal Electoral, y de ahí en adelante se realizaron cada tres años ininterrumpidamente. La inversión de recursos humanos, técnico y de dinero será la mejor para que México prospere hacia un estable y mucho mejor futuro.

Por cierto “El presupuesto del INE de 2021 constituye solamente 32 centavos de cada 100 pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación, que es un centavo menos del costo que tuvo el Proceso Electoral Federal del 2018 cuando fueron 33 centavos”

La paz pública, es importante para la estabilidad de un país, ello se consigue manifestándose en las urnas, esperemos que las siguientes campañas sean de altura, propositivas y que brinden en verdad, la oportunidad de que los electores razonen su voto, para elegir de entre todos los contendientes los que sean de su agrado y convicción: a las y los mejores.

Mexicanos ya es hora de participar. Usted cómo la ve amable (e) lector.

*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas.

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