Ely Cruz

El 14 de marzo con la entrada de la Pandemia COVID19, hubo cambios muy drásticos en la vida cotidiana de los mexicanos.  las autoridades de la Secretaría de Educación, anunciaron que ya no habría actividades escolares presenciales para tratar de evitar contagios del coronavirus entre los estudiantes; pero ello implicaba una planificación estratégica para que nuestros niños y adolescentes pudieran continuar con sus planes de estudio y no perder el año escolar.

Es por ello que se echó a andar un programa de Aprende en Casa II, donde se transmiten las actividades escolares a través de televisión abierta, radio e internet que alcanza a una importante cantidad de estudiantes y trata de abarcar la mayoría de lugares hasta los de difícil acceso.
Pero se olvidaron de algo muy importante, que no sólo es atender las clases en televisión, radio e internet, ya que hay una serie de tareas posteriores que se deben realizar y enviar al maestro para acreditar que el alumno está atendiendo las clases diariamente.
He aquí donde viene el problema para los padres de familia, ya que me he encontrado a varias madres de familia muy preocupadas, algunas porque no tienen, televisión, otras porque no tienen celular y otras porque no tienen datos.
La dura crisis económica que estamos atravesando en estos momentos nos ponen a priorizar, qué es lo más importante por resolver, y se coincide que la alimentación y la salud esta por encima, ya después vienen los pagos de los servicios y los datos vienen a ser ahorita un servicio que no es de primera necesidad, aunque lo sea; esto es si me queda pago internet, pago datos, si no será después.
Esto lo pudimos observar hace unos días, cuando asistimos a un café de reconocido renombre que tiene internet libre, abierto, llego una señora y su hijo para hacer la tarea escolar, cuando nosotros volteamos la señora se sintió apenada y bajo su mirada, la abordamos y ella nos decía que era más difícil para ella y su hijo, seguir la escuela a través de ese sistema, porque además de que su celular apenas funcionaba, el salario no les permitía tener Internet, que ella tenia que salir a trabajar y que a esa hora alrededor de las 8 de la noche es cuando podían buscar un lugar para que su hijo pudiera realizar las actividades escolares, que ella solo había cursado quinto de primaria y que asesorar a su hijo era casi imposible, ya que no entendía muchas cosas, ella pide que el gobierno apoye a toda las familias de escasos recursos a solventar esa problemática, ya que se sienten solos y sin apoyo.
La reflexión radica en que en esta estrategia ante la nueva normalidad sólo se basaron en cifras estadísticas para llegar a la mayoría de los rincones del país, lo que no se contempló es que no sólo era ver y atender las clases en línea o en televisión, no se tomó en cuenta que habría una serie de actividades derivadas de esos programas transmitidos y que necesariamente se necesita un celular para tomar fotos de las actividades y enviarlas para su registro a los maestros.
¡¡¡Se dio el remedio más no el trapito!!!

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